Segunda parte del posteo de Historia
Universal de la infamia:
El
proveedor de iniquidades Monk Eastman:
En este
cuento narra el escritor las guerras de pandillas que se desarrollaron en Nueva
York a finales del 1800 y las cuenta a través de la figura del jefe pandillero
Monk Eastman, cuenta sus viles victorias y una de las batallas épicas que se
libraron denominada la batalla de Rivington y por último cuenta como termino
sus días este gigante irlandés con más de cincuenta marcas en su garrote donde
cada marca denunciaba una muerte.
El
asesino desinteresado Bill Harrigan:
En este
cuento casi enciclopédico como es el estilo que gusta Borges, nos cuenta el
origen del temido forajido Billy The Kid, quien perteneciendo a una pandilla de
Nueva York para escapar de la cárcel huye hacia el oeste, aquí se hace de un
nombre matando de un balazo en una cantina a un temido mejicano y cuando le
preguntan por qué no lo marca en las cachas de su revólver responde que los
mejicanos no valen la pena y aquí
comienza su leyenda. Debía más de veintiún muertes sin contar mejicanos cuando
encontró du propia muerte en la calle principal de Fort Sumner a manos del
comisario Garret.
El
incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké:
Esta es una
historia muy conocida en el Japón y muy divulgada cinematográficamente por sus
cineastas.
El ilustre
señor de la Torre de Ako tuvo que recibir y agasajar a un enviado imperial
Kotsuké no Suké, este resulto muy insolente, el señor de la torre procuraba
disimular esas burlas hasta que estallo en cólera y le tiro un hachazo y el
otro logro evadirlo y escapar con una leve cicatriz en la frente. Por orden
imperial La Torre de Takumi no Kami fue confiscada, sus capitanes desbandados,
su familia arruinada y oscurecida. El ofensor fue condenado al suicidio en el
patio central de la torre de Ako, elevaron una tarima de fieltro rojo y en ella
se mostró el condenado y le entregaron un puñal de oro y piedras y confesó
públicamente su culpa y se fue desnudando hasta la cintura, y se abrió el
vientre, con las dos heridas rituales, y murió como un samurái, un hombre
encanecido y cuidadoso lo decapitó con la espada: El consejero Kuranosuké su
padrino.
Esa noche en
que se mató, cuarenta y siete de sus capitanes deliberaron en la cumbre de un
monte y planearon, con toda precisión, lo que se produjo un año más tarde.
Una de las
noches atroces del invierno de 1703 los cuarenta y siete capitanes se dieron
cita en un desmantelado jardín de los alrededores de Yedo, iban con las
banderas de su señor.
Dos bandas
atacaron el palacio de Kira Kotsuké no Suké, tras larga batalla prevalecieron y
tras intensa búsqueda encontraron a Kotsuké no Suké en un escondite secreto.
Le
ofrecieron la muerte digna como un samurái debe hacerlo, por suicidio, el varón
inaccesible al honor se negó, a la madrugada tuvieron que degollarlo.
Ya
satisfecha la venganza llegaron al sepulcro de su señor y ofrendaron la cabeza
del enemigo. La suprema corte emite su fallo, es el que esperaban, se les
otorga el privilegio de suicidarse. Todos lo cumplen y reposan a lado de su
señor. Hombres y niños vienen a rezar al sepulcro de esos hombres tan fieles.
El
tintorero enmascarado Hákim de Merv:
Esta es una
historia muy similar a las que acontecen en las mil y una noches, un tintorero
escapa de su oficio y se les aparece a una caravana que anda por el desierto
con una máscara de buey y con dos sirvientes ciegos, afirma que fue decapitado
y que ascendió al cielo y vio a Dios y este le mando a profetizar y le dio
tanto brillo a su rostro que quien lo viera descubierto quedaría ciego, para su
fortuna en el campamento un leopardo amaestrado escapa de su jaula poniendo a
todos en fuga menos el profeta cuando vuelven lo ven al profeta muy tranquilo y
al leopardo completamente ciego y así este comienza a ganar adeptos y comienza
a ganar batallas hasta que es capturado por sus enemigos y gracias a la
confesión de una de las mujeres que integraba su harem descubren que este está
cubierto porque sufre de lepra le quitan la máscara y su rostro mutilado confirma
la sospecha sin mas preámbulos lo atraviesan con una lanza.
Hombres
de esquina rosada:
En esta
historia un viejo que supo ser compadrito le cuenta una historia a Borges, este
en sus años mozos estaba en un bailongo en el barrio que era dominado por el
malevo Rose do que le decían el pegador, estaban en el baile cuando llega un
grupo de hombres de otro barrio y uno de estos se abre paso hasta llegar a
Rosendo y luego de presentarse lo desafía a una pelea de cuchillo, Rosendo se
niega y visto por la concurrencia como un cobarde se va, el desafiante se
apodera así de la mujer que era de Rosendo y salen juntos del baile, el
compadrito que habla con Borges también abandona el baile y vuelve pasado un
rato, están todos en plena fiesta cuando aparece la que era mujer de Rosendo
cargando al que lo había desafiado que venía con una herida mortal en el pecho,
la mujer declara que alguien a quien no había podido identificar lo llamo y lo
peleo y luego desapareció, pero que no era Rosendo, los amigos del herido que
no hablaba quisieron culpar a la mujer y el compadrito que cuenta la historia
la defendió y le creyeron, cuando se escucha de lejos a la policía todos abandonan
el baile y el muerto despojado de sus bienes personales va a parar al fondo de
un arroyo. Dice el compadrito a Borges, yo me fui tranquilo a mi rancho, que
estaba a tres cuadras, de juro que me apure a llegar entonces Borges, volví a
sacar el cuchillo corto y filoso, que yo sabía cargar aquí, en el chaleco,
junto al sobaco izquierdo, y le pegué otra revisada despacio, y estaba como
nuevo, inocente, y no quedaba ni un rastrito de sangre.
_Terminado
este cuento llegamos a la segunda parte de la obra denominada Etcétera que
cuenta con seis micro cuentos, Un teólogo de la muerte, La cámara de las
estatuas, Historia de los dos que soñaron, El brujo postergado y El espejo de
tinta, me voy a referir solo a uno de estos cuentos para no hacer un posteo muy
extenso.
Historia
de los dos que soñaron:
Un hombre en
El Cairo luego de una extensa jornada laboral, extenuado se duerme y sueña bajo
la higuera de su jardín, vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la
boca una moneda de oro y le dijo: Tu fortuna está en Persia, en Isfaján, vete a
buscarla. A la madrugada se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los
peligros de los desiertos, de las naves, de los piratas, de los idólatras, de
los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján y se tendió a
dormir en el patio de una mezquita, había junto a la mezquita una casa una
pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas
que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro,
hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y
los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y
en ella dieron con el hombre del Cairo, luego de ser torturado el capitán lo
mando llamar. ¿Quién eres y cuál es tu patria? El del Cairo declaro soy de la
ciudad famosa del Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí. El capitán le
preguntó: ¿Qué te trajo a Persia? El otro opto por la verdad y le dijo. Un hombre
me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna.
Ante
semejante palabra, el capitán se río y acabó por decirle, hombre desatinado y
crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad El Cairo en cuyo fondo
hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una
higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he
dado menor crédito a esa mentira, tú sin embargo, has ido errando de ciudad en
ciudad bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján, toma
estas monedas y vete.
El hombre
las tomó y regreso a la patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la de
sueño del capitán) desenterró el tesoro. (Del libro de las mil y una noche,
noche 351).
Me despido
con este dato de color, esta historia inspirara al escritor brasileño Paulo
Cohelo en su obra best seller El Alquimista.